se que hay una fiesta por ahí,
y una música de nunca acabar…
una dimensión de
pequeños universos
aquí y allá…
unos sonidos que me llevan
al sendero del mercenario,
y una distancia
que en verdad
logra su cometido.
mentí unas cuantas veces este día
y así y todo no logré un mísero
gramo de satisfacción…
hay apenas
dos extremos
en cada idea.
y en ambos me siento
un exiliado extranjero
consumiéndose en su
histérico despotismo.
todo podría formar
parte de un hipotético
repaso mental
(a manera de balanza pesando en onzas)
y una música de nunca acabar…
una dimensión de
pequeños universos
aquí y allá…
unos sonidos que me llevan
al sendero del mercenario,
y una distancia
que en verdad
logra su cometido.
mentí unas cuantas veces este día
y así y todo no logré un mísero
gramo de satisfacción…
hay apenas
dos extremos
en cada idea.
y en ambos me siento
un exiliado extranjero
consumiéndose en su
histérico despotismo.
todo podría formar
parte de un hipotético
repaso mental
(a manera de balanza pesando en onzas)
pero un GIN-TONIC es
demasiado poco
para ponerme a lamentar
una docena de objetos
extraviados.
demasiado poco
para ponerme a lamentar
una docena de objetos
extraviados.
(Marcelo Dance, julio 8 de 1991)
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