martes, 3 de marzo de 2009

La Biblia Voladora

La amiga Estefy está en Río. Y eso me hizo recordar las vacaciones que pasé en tierras cariocas hace un poco más de 20 años. A fines de 1984 y con la complicidad del contador de la Obra Social en la que trabajaba, me hice “despedir” con indemnización incluída. Ni bien hice efectivo el dinero, compré dólares y junto al “Rafi” Baigún y el “Tramposo” Harry nos aventuramos un 31 de diciembre en un micro de Pluna (Sin aire acondicionado) para hacer el trayecto Buenos Aires-Porto Alegre.
Como en los mejores capítulos de Benny Hill, fue triste comprobar que en el otro ómnibus de la empresa (el que hacía Buenos Aires-Río directo en 48 horas) había una “joda alucinante” con música, batucada y un par de simpáticas mulatas danzarinas, y que el nuestro era lo más parecido a una excursión a Mar del Plata de jubilados del PAMI, en pleno mes de marzo.
Después de descansar una noche en el Internacional de Porto Alegre (justo frente a la Rodoviaria), cenar en una churrasquería, y brindar por ese 31 de diciembre vaciando el Frigobar de la habitación, partimos a la mañana siguiente hacia Río de Janeiro en un avión de Varig.
Después de pasar una noche en lo único que conseguimos ese 1º de enero (un nido de pulgas y ácaros que daba a una placita donde la música de una batucada no paró hasta casi las 6 de la amanhá), fuimos a la inmobiliaria de unos amigos del viejo del “Rafi” y conseguimos un “depto” decente que quedaba en el cruce de Las avenidas Princesa Isabel y Barata Ribeiro, en el límite entre Leme y Copacabana.
La “Princesa Isabel” era (puede que lo siga siendo) la avenida de los “Puteríos”, “Cabarulos”, “Cabarets” o como quieran llamarlos. Y era muy divertido ir caminando por ahí a cualquier hora del día, porque te cruzabas con enjambres de “Prostis” cariñosas al punto de manotearte el “ganso” o comerte la boca con un tierno beijinho a plena luz del día.
Unos días después cayeron el “Chino” Fabián, y un par de amigos suyos (El “Pelado” Gerardo y el otro era tan inerte que jamás pude recordar su nombre. Aunque después nos “garcó” a todos porque se consiguió una enamorada “Mineirinha” que era todo un solcito!).
Ellos estaban en otro depto cerca del Canecao. Un famoso teatro que está detrás del Shopping Río Sul, donde gasté buena parte de mis ahorros, con una excelente vista del Cristo Redentor.
La cosa es que cierta mañana en que estábamos en el “aguantadero” del “Chino” y Cía. Y mientras le insistíamos que bajara un poco ese Jazz-Rock de Larry Carlton o Al Di Meola, que había puesto al palo en su flamante equipito “Gradiente” (Marca de audio brasilera admirada y codiciada en los 80’s por muchos argentinos), el “Pelado” comenzó a disertar del porqué de nuestras pocas posibilidades de “Molhar o Biscoito” (Ponerla, colocarla, pegar el chicle) hasta esa fecha.
O sea (para que se entienda), no veníamos mal, pero se esperaba mucho más del “Dream Team”… Sacudim, sacundá, sacundim, gundim, gundá!

Asomándose a la ventana, un histriónico “Pelado” nos dice:
- Hasta Cristo nos mira con los brazos abiertos, diciéndonos: Están en Río!!! Cojan, boludos, Cojan!!!-
Y acto seguido se da vuelta y dirigiéndose a uno de los estantes del modular del living y tomando un libro en sus manos sigue con su prédica:
- Claro… Cómo vamos a coger si hay una Biblia adentro del departamento!!! Se terminó!!! Chau Biblia!!!-
Acto seguido la arroja desde el piso 17º a la calle ante nuestro asombro, que a esa hora venía mezclado con un poco de modorra también.
Gilmar, era un carioca moreno de unos 45 años que trabajaba como vendedor de helados en la calle con su humilde carrito, vendiendo el “Hit de los sorbetes” de esa temporada (O Dragão Chinês) y grande fue su sorpresa cuando un objeto cuadrado se precipitó sobre su carrito provocando más espanto que desparramo en sí.
Se imaginarán que nadie asomó la cabeza por la ventana cuando empezamos a escuchar los gritos de “Milagro de Deus! Milagro de Deus!” diecisiete pisos abajo, pero como era grande nuestra intriga, bajamos por el ascensor y salimos a la puerta de calle haciéndonos los boludos (cosa que a los argentinos, por lo general, no nos cuesta nada).
El pobre Filmar le contaba a todo el que pasaba que una Biblia le había caído del cielo. Que eso era un mensaje de Deus, y que a partir de ahí iba a cambiar su vida. Que ya no iba a volver a probar la “Maconha” (Marijuana) ni la “Caipirinha”, y que iba a llevar una vida recatada porque evidentemente Deus así se lo había pedido.
Dicen que 24 años después, Gilmar sigue contando su historia a los turistas. Esa historia de la Biblia “voladora” que le cayó del cielo por obra y gracia de Deus. Y pensar que todavía hay personas que dudan del poder de la Fé y las creencias religiosas…

(En la foto, un jóven, mal dormido y delgado Marcelo Dance, junto al “Pelado” Gerardo en la playa de Copacabana. Detrás, un par de trabajadoras del sexo aprovechando su domingo de descanso. Sacudim, sacundá, sacundim, gundim, gundá).

13 comentarios:

David Nikolalde dijo...

divertida anécdota, LEGAL, como dirían los brasileños...

DEPORTIVO ARMANDO dijo...

ja que tiempos aquellos!! l pelo se te aclaro o te diste la viaba?
saludos maestro

Olimpia dijo...

Che: que guapo te ves!!!! Papi.
Pero el que hallas conocido Brasil, nadie te lo quita.

Saludos

Olimpia dijo...

que chido que le hicistess un milagro a alguien, la fe es ciega.

Marcelo Dance dijo...

David:
Río es el mejor remedio para todos los males de este mundo...
Obrigado!

Depor:
Los años pasan Che!!! Las canas llegan con los primeros cólicos renales a los 28, pasados los 30's vienen los kilos de más, y a partir de los 50, me imagino que el Viagra! Me faltan 3 años todavía! Ja! Ja! Ja!

Olimpia:
El problema con Brasil y en especial Río, es no poder volver...
Todo lo demás como dice el amigo David: Está Legal!
La fé mueve montañas Karlita, nunca lo olvide.
Pero el milagro lo hizo el "Pelado" sin querer...

wAlter diEgo dijo...

Jajaja, que buena historia!!! esos son los viajes que valen la pena. Si bien lo dijo G-sus, todos podemos hacer milagros de vez en cuando, jajaja.

Saludos brother.

Lady Gárgara dijo...

jjejeje.milagro es ke hayan salido de Brasil con vida jejejejeej

y bue...quien les quita lo gar....pado?

xD

Marcelo Dance dijo...

Walter Diego:
Como dicen los Paralamas (La mejor banda Brasilera de Rock Argentino):
"La esperanza no está en el mar
ni en las antenas de TV.
El arte de vivir con fé
y sin saber con fé en que."
No se si tiene mucho que ver, pero está copada la letra no?
Peace & Love Brotha!

Gaia:
No seas celosa panzona! La guita yo me la gasté en discos (Colección completa de Nina Hagen incluída). O acaso duda del poder de seducción de un argentino en tierras foráneas? :D

pelicanopitekus dijo...

¿Una biblia en un hotel?!!
Yo creo que el bibliotecario se traspapeló.Capáz que haya colocado el Kamasutra en la parroquia.
Por suerte la biblia no dió en la cabeza del heladero,si nó pasa derechito a vender helados a Edén beach.
SALUDOS.

Marcelo Dance dijo...

Era un departamento alquilado Pitekus. Me pregunto si los dueños se habrán dado cuenta que les faltaba la Biblia, y si se habrán enterado del milagro del heladero.
Al año siguiente volví a Río, con otra banda de amigos, pero alquilamos algo por Ipanema, alejados de la zona del milagro.
Alguna vez pensé en poner un puesto callejero de milho quente (choclos) en alguna playa carioca...
No esperando que me lluevan Biblias del cielo! Ja! Ja! Ja!
Saludos!

glamorosamorsa dijo...

hecho un niño jajaja XD


saludos pa!


paz, amor y glam......muy buenas memorias...

R.D.Network dijo...

Hola Marce!
Buenísima la anecdota. Ahora, ¿como es que no mojaban la galletita, si las brasileñas mueren por los argentinos)
Espero la segunda parte de la historia, para saber si la biblia voladora logro el efecto que uds esperaban.
Un aabrazo!

Marcelo Dance dijo...

Morsita:
Gracias hi!
Peace & Love!

Danny:
En ese primer viaje conocí un par de cariocas que estaban como para
enamorarse y firmar la libreta.
Mojar se mojaba. Apelando al chamuyo y a toda clase de artimañas desleales para con las pobres y sacrificadas trabajadoras del sexo... Ja! Ja! Ja!
Convengamos que mucha resistencia no oponían...
El que mejor la pasó fué Harry, que era un tremendo bagayero y se volteaba cuanto bicho encontraba por ahí.
Con respecto al mito de los argentinos, te aclaro que muchas escuchaban el acento y huían despavoridas. Y eso que estamos hablando de 1985...
Un abrazo!